Cualquier persona que se dedique a escribir debe tener cuidado con los errores al crear personajes masculinos. Al igual que nosotras, los hombres también se ven sometidos por la ideas que nuestra sociedad cree que deben aplicarse a su sexo. Como afirma Vicent Marqués: «el hombre no está obligado biológica ni socialmente a ser de ninguna forma». A pesar de eso, se ve sometido a estereotipos como nos pasa a las mujeres.

Los hombres como el máximo exponente de la lujuria

Parece inevitable que los hombres se muestren como el máximo exponente de la lujuria y que sea esta característica la que domine sus acciones y pensamientos a lo largo de la trama. Sin embargo, y esto he podido hablarlo con hombres, sus vidas no están influenciadas únicamente por el sexo.

Se les coloca como seres lascivos que, al toparse con una mujer atractiva, piensan únicamente en aprovecharse de ella. Es cierto que les gusta el sexo, pero en esto puedo afirmar que somos iguales. En su mente existen preocupaciones más importantes, como la familia, el trabajo o las relaciones sociales. Por eso cuando incluyas un personaje masculino no lo coloques como el típico don juan que cualquier mujer le vale. Al igual que nosotras, tienen sus preferencias. No te cortes, si colocas una escena donde la mujer seduzca al hombre y haces que la rechace.

Siempre deben ser los mejores

«Un hombre de verdad siempre debe ser el mejor en algo». Esta afirmación no deja de ser un estereotipo que la sociedad lleva aplicando a los hombres desde la antigüedad. Nuestra sociedad considera que un hombre tiene que ser el mejor en su competencia, quedando por encima del resto. De lo contrario, se convierte en un fracasado.

Esto lo he visto mucho en novelas, películas o series románticas donde por regla general el protagonista masculino goza de una buena posición económica y social y es el capricho de gran parte del colectivo femenino. No digo que este mal, pero ¿y si el protagonista fuera un hombre más campechano?

Un hombre siempre es fuerte

No solo me refiero a un fortaleza física sino también mental, lo que se reduce a la premisa de que siempre son fuertes de alguna forma. El concepto de “hombre de verdad” se apoya en la creencia de que los varones son invulnerables, dejando las posibles inseguridades totalmente fuera de su personalidad.

Es frecuente encontrar personajes masculinos cuya personalidad refleja una fortaleza de carácter tan exigente que en ningún momento se les ve con una actitud cariñosa. Se considera impropio de ese personaje, pero las personas reales se alejan mucho de la perfección. Cuando incluyas un personaje masculino, incluye contradicciones en su carácter. El resultado será un hombre interesante y, sobre todo, humano.

Alejados de cualquier sentimentalismo

Se tiende a pensar que los hombres son personas poco empáticas y alejados de cualquier sentimentalismo. Las muestras de cariño y el llanto, está vetado y mostrarlos puede hacer que su hombría disminuya a los ojos de la sociedad. Sin embargo, buenas series muestran la cara amable y tierna de los varones y les muestran como realmente son: personas con corazón.

La serie turca de Mi hija, muestra perfectamente un hombre con este perfil sentimental, regalándonos sonrisas y lágrimas. Ten en cuenta este punto para evitar uno de los errores al crear personajes masculinos y hacerlos tan reales como la vida misma.

Darle la iniciativa y colocarlo como líder

Puede que algunos escritores no lo hagan, pero otros tienden a otorgar la iniciativa y colocar como líder de la organización a un hombre siempre. En la sociedad occidental arrastramos siglos de estereotipos de género donde los puestos de responsabilidad están a cargo de los varones. Estas características históricas no tienes por qué seguirlas en tus tramas.

Los puestos de responsabilidad requieren un nivel de rigor y exigencia altos y muchos hombres prefieren no aceptarlos para no cargarse con más problemas. También los hay que se sienten incómodos tomando la iniciativa. Si describes la típica escena de bar en la que un hombre coquetea con una mujer, puedes plantearte cambiar los roles. Si tu personaje masculino es tímido sería plausible que la mujer tome la iniciativa. Al fin al cabo, puede que vaya al bar solo a tomar una copa.

Los malos son hombres heterosexuales

No estoy segura de que no haya ningún malo homosexual, pero me cuesta mucho recordar villanos que no sean hombres heterosexuales. Quizá derivado de la absurda idea de que un hombre gay es afeminado y carece de la malicia y la crueldad necesaria para ser malvado.

Si quieres romper con este estereotipo puedes colocar al nuevo Corleone como un hombre homosexual, tan implacable e inteligente como el capo. Que le gusten los hombres no significa que sea más débil, ni que sea moralmente superior a un criminal heterosexual. Los villanos homosexuales pueden ser tan crueles y retorcidos como los heteros, solo es cuestión de práctica (yo ya lo estoy aplicando, por cierto).

Siempre debe mantener el control y nunca pedir ayuda

Los hombres que piden ayuda están infravalorados y el peso que la sociedad hace sobre ellos, les impide pedir ayuda sin sentirse inútiles. Se mira con lupa su comportamiento y si en algún momento, se salen de lo que se considera correcto, se les censura de una manera brutal.

Existe un artículo sobre los estereotipos masculinos de Fernando Fernández Llebrez muy interesante que resume el porqué de estas peculiaridades. No solo se les exige mantener el control sobre si mismos sino externalizarlo. Esta obsesión por controlar puede dar situaciones desagradables como la violencia derivados de la falta de empatía a causa de una desconexión emocional. Permite que tus personajes masculinos no estén obsesionados con el control y que adopten una actitud más liberal.

Prefieren que se lo hagan todo

No dudo que hay hombres que son vagos, pero a la mayoría les gusta sentirse útiles. Aunque algunos quieran que se lo hagan todo, esto no es aplicable al colectivo. Hoy en día, los hombres están más conectados con las responsabilidades del hogar, por lo que los roles tradicionales están liberándose de esas cadenas socialmente impuestas.

La próxima vez que escribas, si describes una escena domestica puedes romper la típica imagen del hombre que está en el sofá. Puedes evitar los errores al crear personajes masculinos describiendo su personalidad sin determinar su sexo hasta el final. Quedaría muy divertida una comedia romántica en el que la vaga sea una mujer y el obseso de la limpieza un hombre.

Pensamiento simplón y fácil de predecir

No sé si a ti te ha pasado, pero muchas veces me han comentado que las mujeres somos más retorcidas que los hombres. Encima me lo rematan cuando sale la mujer de una película exhibiendo su mente macabra y siento la mirada acusatoria de mis amigos varones. «¡Lo ves!» me dicen sin palabras.

Parece que los hombres no tienen la predisposición a montar elaborados planes de venganza sentimental o a utilizar sus artes de seducción para conseguir lo que quieren. Entonces ¿Por qué salen noticias de hombres acusados de seducir mujeres para robarles la pasta? Esto no deja de ser un estereotipo, probablemente infundado por la poca soltura de los varones en los reveses emocionales. Yo considero perfectamente capaz a un hombre de ser tan retorcido como una mujer si se lo propone. ¿Te imaginas la novela de Teresa protagonizada por un hombre?

 

Te he relatado algunos de los mayores errores al crear personajes masculinos. Al igual que ocurría al crear personajes femeninos, estos consejos no deben usarse como una ley absoluta. Úsalos como quieras, pero asegúrate de tener muchos hombres diferentes dentro de la trama para no caer siempre en clichés. Te dejo algunos consejos para evitar los errores al describir personajes femeninos. Diluye los personajes estereotipados en un mar de figuras interesantes. 

¿Qué piensas de estos consejos? Te espero la próxima semana y no te pierdas la sección de Curiosidades de la Historia. Apúntate al Newsletter para obtener beneficios exclusivos. ¡Qué tengas una semana de novela!