Cuando queremos algo medimos cada paso para asegurarnos el éxito, pero de repente, tus planes literarios se van a la mierda. Porque sí, porque la vida es así. Te contaré como ha sido mi ultimo mes para que veas como tus planes literarios pueden quedarse en nada.
Una visita inesperada
No pretendo que me quede un subtítulo como el de la primera parte del Hobbit, pero fue tal como suena. Claro que la familia esta para ayudarse, esa es la letra pequeña de cualquier convenio familiar que nadie firma. Por alguna razón, todos nos vemos inclinados a cumplir en algún momento de nuestra vida con él. Así que si un familiar pide ayuda ¿Por qué negársela?
Sin embargo, para una escritora que vive sola la convivencia es muy complicada. Escribir hasta altas horas, hacer contenido audiovisual y hacer lo que quieras ya no es posible. La convivencia es respeto y colaboración, y los convivientes debes llegar a un punto intermedio en sus hábitos.
A mí al menos se me hace pesado hacer videos con una cabeza emergiendo de la habitación descojonándose de la risa. Incluso los escritores también tenemos una reputación que mantener.
El efecto de los ronquidos a los planes literarios
Uno de los sueños de mi vida, había sido tener una mullida cama para mi sola. Sin que nadie me dé codazos y tumbándome en un colchón que me condujera a un sueño reparador. No es un sueño muy original pero incluso las escritoras tenemos sueños bastante simples a veces.
Después de mucho tiempo lo había conseguido, pero entonces tuve que compartir mi cama. No es que no quiera a esa persona, solo que detesto que me despierten. De existir el infierno, el mío sería estar atada a una cama con cientos de mosquitos zumbando a todas horas.
Por ello, tener a una persona que te esta dando codazos por la noche y además ronque como un demonio, no es bueno para tus planes literarios. La falta de sueño tardó apenas unas semanas en contribuir a la bajada de mi rendimiento. Me compre tapones, pero no funcionó.
Cuando tus jefes te dan la oportunidad de renovarte
Cuando se vive con más de una persona los costes aumentan indudablemente. Y como ocurre siempre las desgracias vienen todas de golpe. Mis jefes decidieron que había cumplido un ciclo y me quedé sin trabajo. Sin ingresos, con gente conviviente sin ingresos, y un bajo rendimiento por falta de sueño. A la mierda los planes literarios, yo contaba con mi sueldo.
Falta de financiación para organizar cualquier evento y estrés por no saber si vas a comer el mes siguiente. Tus planes literarios se dilapidan como un castillo de naipes. Muchos que me conocen me han dicho que estoy mejor sin unos jefes así y que tengo la opción de renovarme. Cierto, pero eso no significa que pueda seguir con los planes que había trazado.
Una oportunidad para brillar
Este mes de abril es maravilloso para los escritores. La Feria del Libro recuerda a la gente nuestra existencia y el esfuerzo que hay detrás de cada libro. Cientos de personas se acercan a la feria en busca de un buen ejemplar. Con un poco de suerte poder conocer al autor en persona. A mi me habían invitado a la Feria del Libro así que saque el poco dinero que tenía y compre un lote de libros. Estaba emocionada y algo nerviosa por mi debut, pero ocurrió algo inesperado. La Feria ha sido aplazada.
La lluvia siempre me ha gustado y mojarme nunca me ha importado. Sin embargo, se ve que al resto del mundo no le gusta. Puede que este día figure como el único que no me guste la lluvia. Porque sí, iba a ir hoy, día 23 de abril, a la Feria del Libro de Pinto a firmar ejemplares.
Si tus planes literarios se estropean solo hay una opción
Nos guste a no, no tenemos el control absoluto en nuestros planes literarios. A veces, ocurren cosas que no podemos evitar y solo nos queda una solución. Tenemos que cambiar nuestros planes literarios para conseguir nuestro objetivo. No renunciar a él solo cambiarlo, trazar un nuevo camino. Al final, solo los fuertes permanecen en los primeros puestos del reconocimiento editorial. Hay que pasar por muchas pruebas y sacrificios para conseguir un sueño.
En mi caso, estoy sin trabajo con unos gastos extraordinarios brutales, casi en la bancarrota y tirando de ahorros. Pero no me quedo en casa a lamerme las heridas. Salgo en busca de oportunidades, busco trabajo y nuevos proyectos en los que embarcarme. De momento he conseguido escribir varios artículos para empresas, y estoy ejerciendo como escritora fantasma. Además, tengo todo listo para enviar ejemplares de mis libros dedicados a cualquier parte de España. Mis planes literarios siguen adelante.
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