Los beneficios de la ficción superan en muchos aspectos a los de autoayuda, y la clave la tenemos en la naturaleza de ambas categorías. En la actualidad, se han popularizado los consejos rápidos y las fórmulas mágicas para cambiar tu vida en simples pasos. Queremos todo ahora y, por supuesto, fácil.
Por esa razón, el mundo literario ha experimentado un auge de libros de autoayuda generalistas, con frases motivadoras que han adquirido gran popularidad entre muchos lectores. Sin embargo, cada vez más estudios indican que es mejor leer ficción si buscas beneficios profundos y duraderos para tu mente y emociones.
A continuación, descubrirás cuáles son los beneficios de la ficción y por qué superan a la autoayuda en varios aspectos clave que cambiaran tu vida de forma paulatina y permanente.
La ficción desarrolla emociones, comportamientos y acciones
Cuando lees ficción, tu cerebro procesa emociones, analiza comportamientos y anticipa acciones de los personajes. A través de la historia puedes sentir las inseguridades y problemáticas del personaje, observar su respuesta ante los acontecimientos y conocer las consecuencias que puede acarrear dichos eventos.
La razón principal de por qué es mejor leer ficción para asimilar estos conceptos se debe a la extensión y la atmósfera que emanan de una novela. Por una parte, un libro de ficción medio tiene unas 300 páginas donde el protagonista se da a conocer constantemente. Resulta evidente que la profundidad que se puede alcanzar es bastante más alta que un libro de autoayuda.
Es algo similar al efecto que produce la radiactividad en nuestro cuerpo, donde el tiempo de exposición determina, y mucho, el efecto de esta sobre nosotros. Cuanto más expuestos estamos ante un libro más probabilidades existen de entender su mensaje.
En un libro de autoayuda, se explican conceptos de divagan desde diferentes ámbitos de la psicología humana, y de ahí a anécdotas de personas que han conseguido el objetivo final del libro. Historias cuya extensión no dura más de un puñado de páginas y que casi nunca se extienden más allá de un capítulo.
En cualquier caso, es muy importante recordar, que cuando los escritores decimos “menos es más”, no nos referimos necesariamente a la cantidad de páginas sino a la información útil, valiosa y trascendental que emana de sus páginas. Defendemos que lo que no aporte sentido y profundidad a la trama, o sea repetitivo, hay que quitarlo.
Por eso, y a pesar de los beneficios de la ficción, la excelencia en cualquier arte solo se adquiere con años de práctica. Concluyendo este punto, si queremos desarrollar en profundidad las emociones, los comportamientos y las acciones es mejor leer ficción que autoayuda.
Los beneficios de la ficción se desarrollan con constancia
Por las razones anteriores, los libros de ficción, que trabajan la atmósfera ininterrumpidamente para evadir al lector y conseguir un foco total en la historia, son más eficaces para desarrollar emociones, comportamientos y acciones.
En primer lugar, mejoras la empatía al ponerte en el lugar de otros. A continuación, refuerzas la memoria y la concentración, desarrollando el pensamiento crítico al interpretar historias complejas con varios desenlaces posibles. En cambio, la autoayuda transmite información directa, sin el mismo nivel de entrenamiento cognitivo que aporta una novela.
Además, la atmosfera de los libros de ficción tiene una naturaleza sutil y si te dedicas a las ventas eso te puede ayudar mucho también. Muchas veces, y de esto te habrás dado cuenta si has sido vendedor el tiempo suficiente, rara vez el cliente te dice lo que piensa realmente.
Las excusas que te dan son una capa para ocultar lo que realmente esta pensando. Es decir, la base emocional del problema real que subyace debajo de lo que dice. Los libros de ficción no dicen explícitamente lo que va a pasar, pero dan pequeñas pistas, en las conversaciones, en los comportamientos de los personajes, etc…
Si estas atento, puedes captarlas y prever hacia donde va el asunto. De esa manera, puedes agudizar tu capacidad de captar lo que ocurre a tu alrededor antes de que sea tarde y, en el caso de los vendedores, pierdas esa venta.
Y esto no solo vale en el ámbito profesional, solo imagina lo útil que te sería esa capacidad de captar emociones subyacentes, con tu pareja o con la educación de tus hijos.
Somos seres emocionales que se justifican con lógica
Los libros de ficción actúan como un escaparate donde el lector puede ver como las emociones del personaje modelan su comportamiento y las acciones por las que se decanta para solucionar el problema. Y eso es extrapolable a la realidad, porque por mucho que queramos negarlo, somos seres emocionales que justificamos nuestras acciones desde un punto de vista racional.
En otras palabras, la base de nuestra toma de decisiones es emocional, aunque después puedan añadirse variables que potencien o enfríen ese impulso inicial. Los libros de autoayuda se venden como una alternativa rápida y sencilla para solucionar un problema concreto, cuando en realidad, son tomas de conciencia de un problema concreto.
Por tanto, ¿de quién es la responsabilidad de que un libro de autoayuda no aporte lo que promete? ¿De la persona que escribe el libro porque no es capaz de proyectar, ya sea de forma inconsciente o maliciosa, su verdadera utilidad? ¿O del lector que busca soluciones fáciles y se deja encandilar con una promesa que su propia experiencia le ha demostrado que no es tan fácil de ejecutar?
En mi opinión, diría que es de los dos. Cuando escribimos tenemos la responsabilidad de hacerlo lo mejor posible y de vender el libro de forma ética. Y cuando leemos tenemos la responsabilidad de no conformarnos con lo primero que nos llega.
Aprender sin sentir presión
En una novela, los aprendizajes llegan a través de la experiencia de los personajes. En otras palabras, no hay una lista de pasos a seguir, sino una invitación a reflexionar. La conciencia de tener un problema provoca ansiedad cuando no se consigue solucionarlo. Y es muy habitual que los lectores de libros de autoayuda no consigan solucionar sus problemas, ya que los métodos propuestos son muy generalistas.
Si hacemos un diagnóstico obviando las peculiaridades del paciente lo más probable es que erremos en el remedio, hasta el punto de que sea peor que la enfermedad. Muchos autores de autoayuda saben esto, por eso ofrecen reuniones o mentorías privadas, pues son conscientes de hasta donde llegan sus libros.
Por tanto, otro de los beneficios de la ficción es sumergir al lector en una atmósfera donde no siente esa presión por encontrar una solución. En su lugar, se permite explorar el por qué de un comportamiento, lo que facilita cambiarlo de forma metódica, pausada y duradera si siente la necesidad de hacerlo.
Fomenta la creatividad y la imaginación
La ficción expande la capacidad de imaginar y resolver problemas de forma original. Al ofrecer varias alternativas de acción, existen diferentes rumbos por los que puede fluir la trama. Al final, cada historia entrena al cerebro para pensar fuera de lo común, algo esencial en la vida personal y profesional.
La existencia de varios personajes te permite identificar patrones de comportamiento que son aplicables tanto a ti, como a personas de tu entorno. Te hace consciente de que a tu alrededor existen diferentes realidades, lo que te ayuda a mejorar tus relaciones sociales.
Por el contrario, la autoayuda suele ofrecer estructuras cerradas que dejan menos espacio a la creatividad. El autor del libro se coloca como un experto que te da las pautas para solucionar un dolor del que solo puedes librarte siguiendo sus consejos.
Los beneficios de la ficción para fomentar el hábito lector
La narrativa de ficción engancha gracias a sus tramas, giros argumentales y personajes. Esa conexión emocional hace que quieras leer más y mantener el hábito de leer otros libros de la misma temática u otras obras del mismo autor durante horas.
Tu cerebro asocia este tipo de lectura con una actividad entretenida que te permite sumergirte todavía más en la historia. Razón por la cuál puedes devorar el libro en pocos días, aunque superen las 1000 páginas. Así como recordar con facilidad de que trataba el libro años después de leerlo.
La autoayuda, aunque se enfoque de forma inspiradora, muchas veces se percibe como una tarea. Además, ser consciente de la naturaleza del libro que estás leyendo no ayuda a sacar el problema de la cabeza. Por lo que terminas dando vueltas al mismo tema todo el día, lo que afecta a tu trabajo, relaciones e incluso horas de sueño.
A esto se añade la incapacidad de muchas personas para explicar conceptos de un libro de autoayuda a otros, ya que estos se olvidan con mayor facilidad a los pocos días o semanas. Sobre todo, si no los llevas a la práctica.
En este punto, es mejor leer ficción pues te garantizas tener una historia diferente incluso entre autores del mismo género literario. Este efecto de oxigenación mental es la razón por la que se recomienda leer ficción mientras se leen ensayos u otros libros con conceptos más complejos enfocados al estudio.
Beneficios de la ficción para la salud mental
Si eres una persona ajetreada que te cuesta lidiar con el cortisol, leer reduce el estrés hasta un 68 %, según diversos estudios de la Universidad de Sussex. En los libros de ficción este efecto se acentúa por el factor entretenimiento. Esto sucede porque la historia te transporta fuera de tus preocupaciones y consigue evadirte de lo que ocurre a tu alrededor.
La autoayuda, en cambio, puede recordarte constantemente tus carencias, aumentando la ansiedad y quitándote las ganas de tomar acción. Precisamente por el ambiente generalista de los libros de autoayuda, muchas personas acaban perdiendo el foco en sus problemas reales creándose otros.
Si por desgracia, terminas enfocándote en mejorar un aspecto irrelevante para tu situación, no conseguirás solucionar el problema real y perderás un tiempo precioso. Esos problemas nuevos podrían agotarte tanto emocionalmente que no te quedarían ganas de abarcar ningún otro.
Leer ficción te prepara para la vida real
La ficción muestra que la vida es compleja y que no siempre hay finales perfectos y felices. Los protagonistas crecen y se transforman con respecto a lo que eran en páginas anteriores. Esto te hace ver que, aunque tenga sus sacrificios, el cambio no es algo malo necesariamente. Al final, aprender a aceptar esto nos hace más resilientes en nuestra vida personal.
La autoayuda, al simplificar problemas, puede generar expectativas poco realistas que llevadas a la práctica no vayan a ningún sitio. Para abarcar los problemas y aprovechar esa simulación sin riesgo es mejor leer ficción y dejar la autoayuda para otro momento.
Renunciar a la autoayuda para siempre
Leer ficción es mejor para desarrollar capacidades tales como empatía, comprensión emocional, pensamiento crítico, creatividad e imaginación en profundidad y a largo plazo.
No es necesario dejar de leer autoayuda, pero sí equilibrar su lectura y no dejarse engañar por los discursos motivadores de muchos gurús del gremio. Como lectores tenemos la responsabilidad de ser críticos con nuestras lecturas y conscientes de nuestras necesidades y deseos.
Así, cuando busquemos la solución a un problema sabremos si los consejos que nos aportan los libros son aplicables en nuestro caso, buscando una ayuda personalizada y profesional si es necesario.
Al final, la autoayuda puede darte un mapa, hacerte consciente de donde estás, pero la ficción te permite vivir el viaje. Y en ese viaje, el aprendizaje se convierte en una experiencia profunda y personal.
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