Una de las principales quimeras de los escritores es encontrar recursos para describir personajes, con el suficiente detalle para que el público pueda conectar con ellos. A pesar de los esfuerzos por crear personajes, muchas veces somos incapaces de plasmar bien su personalidad. Sin querer acabamos abusando de las mismas herramientas, dando como resultado una descripción repetitiva y difusa. Te daré algunos recursos que podrás usar para describir personajes.

Descripciones directas de personajes 

La herramienta más usada y la que a priori nos viene a la mente son las descripciones directas de personajes. Esto se refiere a la típica forma de describir un personaje enumerando sus características de forma directa mediante el uso del narrador.

Esta descripción puede centrarse en la prosopografía o en la etopeya. La prosopografía se refiere a la descripción de las características físicas de un personaje, lo que se ve a simple vista. En cambio, la etopeya se refiere a esas cualidades psicológicas que definen la moral y la personalidad del personaje.

Nunca se muestra una desechando por completo la otra, sino que se recurre a combinarlas, para hacer un retrato del personaje. Esto es totalmente comprensible y necesario para hacer una buena descripción. También puedes acudir a la caricatura, donde debes exagerar las características físicas/psicológicas de los personajes. Sin embargo, hay más métodos que podemos usar para conseguir una buena descripción.

Prosopografía: La dependienta era una mujer menuda y en sus labios y sus ojos se notaba haber dejado atrás la adolescencia.

Etopeya: El entrevistado era un hombre sereno que se expresaba con gran precisión y eficacia.

Caricatura: Dormía de un lado de la cama para no gastar las sábanas.

Descripciones indirectas de personajes

Una manera más sutil de escritura son las descripciones indirectas de personajes. Estas se dan cuanto la personalidad de estos se muestra a través de sus acciones, comentarios y la forma en la que interactúan con los demás.

Esta manera de redactar permite al lector introducirse en la historia, donde puede deducir el carácter de los personajes. Esto tiene mucha relación entre la necesidad de mostrar y no contar, cuyas peculiaridades te explico en detalle en el arte de mostrar y no contar milongas. Resulta muy gratificante, mientras leemos una novela, poder utilizar nuestra inteligencia y nos enfadamos cuando no nos permiten hacerlo. Si la utilizas, harás la trama más fluida.

Siguiendo esta línea si queremos mostrar a una persona obsesionada con el tiempo y otra que se enfade con facilidad, en lugar de decirlo directamente, podemos meterlas en un diálogo.

  • ¿Todavía no ha llegado? – comento mirando el reloj.
  • ¡Ya estas otra vez!

Por supuesto se puede ir puliendo el texto, pero siempre quedara mejor que decir simplemente que uno es impaciente y el otro irascible. Lo adecuado en combinar las descripciones directas e indirectas de personajes.

El uso del lenguaje corporal

Por mucho que nos guste escribir de forma directa no debemos subestimar el uso del lenguaje corporal. Lo cierto es, que decimos más a través de la comunicación no verbal de lo que podemos llegar a comunicar de manera explícita. Los estudios dicen que este porcentaje de comunicación ronda el 60% o incluso puede llegar a superar ese umbral. Si sabemos esto, ¿Por qué hay gente que no los utiliza?

Te propongo un pequeño experimento. La próxima vez que salgas a pasear o estés esperando la cola del autobús, observa las personas que tienes alrededor. Veras que eres capaz de usar el lenguaje corporal para deducir lo que siente, incluso si sus palabras dicen lo contrario. Escenifiquemos esto con un ejemplo.

La noche estaba bien avanzada cuando escuchó las torpes pisadas en la planta baja. Bien disfrutaba de la compañía de sus amigos más que la de su esposa. En la oscuridad del cuarto, mientras desplomaba su cuerpo sobre el colchón, emitía siempre la misma pregunta.

  • ¿Qué tal el día?
  • Todo bien – contesto Fabiola con los brazos cruzados.

¿Crees que Fabiola esta feliz? Es difícil creer que lo este y esta es precisamente la utilidad del lenguaje corporal. Dice mucho, ocupa poco y nos permite deducir el carácter del personaje y lo que piensa.

El valor de los símbolos

El valor de los símbolos tiene un potente poder en la creación de historias. Son elementos perfectos para enriquecer el texto, pues esta lleno de significado y apenas ocupa poco espacio. Para un escritor el símbolo es como un comodín para un jugador de cartas.

El símbolo puede ser un objeto que acompañe al personaje durante la trama y que diga mucho sobre su personalidad. Un ejemplo de esto podría ser un rosario, al que el personaje recurre constantemente. No hace falta decir que esa persona es religiosa, más bien se podría decir que es incluso fanática.

¿Te imaginas que esa cruz la tuviera un asesino en serie? Podrías deducir que no se ajusta al perfil de una persona devota. De hecho, con toda probabilidad será un psicópata.

Las figuras retóricas

Entre los recursos para describir personajes no podemos olvidar las figuras retóricas. Estas herramientas son de gran utilidad y además enriquecen el texto. Hay un gran número de ellas y aquí te dejo algunos ejemplos.

Símil: hace una comparación entre una característica del personaje y otro elemento. Su pelo era como hebras de oro.

Metáfora: localiza un elemento real y lo sustituye por otro imaginario. Vio la tierra húmeda en la mirada de la mujer y supo lo mucho que le importaba.

Antítesis: Se trata de colocar dos términos opuestos en la misma frase. Era tolerante con los vicios de su hijo, pero intransigente con los deseos de su hija.

Eufemismo: trata de sustituir una expresión de connotación negativa por otra menos ofensiva. Se veía obligada a comprarse un vestido nuevo a la semana porque le bailaban las medidas.

Animalización: consiste en atribuir cualidades de animales a personas. Uno era la cigarra y otro la hormiga, la gente siempre lo supo.

Retruécano: se basa en repetir una frase en sentido inverso. El señor Hopp no comía para vivir, vivía para comer.

Hipérbole: afirmación exagerada de alguna característica. Si estornuda tendrás que decirle a Susan que vuelva a prender las velas.

Existen otras figuras retóricas que puedes usar y que encontrarás explicadas en el siguiente enlace. Te recomiendo no usarlas en exceso para no atenuar su efecto y conseguir describir personajes como un profesional.

Conclusiones

Como es deducible, no se debe utilizar un único recurso para describir personajes. Es necesario combinar varios, pero no abusar nunca de ninguno. No te estanques en el mismo tipo de descripción. Lo mejor es leer a autores de renombre y ver como hacen las descripciones. Escribe todo lo que puedas, dáselo a tus lectores beta y arregla los males que encuentres. La práctica te llevará a la perfección.

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