De todos los acontecimientos que debilitaron el poder del imperio mogol, la invasión de Nader Shah supone un punto de inflexión histórico. Un momento donde el poder cambio de manos, permitiendo el apogeo de los persas. La masacre de Delhi del año 1739 mostraría la decadencia de un imperio otrora próspero. Dejando el jugoso manjar indio a merced de los que estuvieran dispuestos a degustarlo.

Dellhi, urbe del imperio mogol

Durante el año 1737 Delhi se mostraba al mundo como una ciudad próspera de 2 millones de habitantes. Su población y extensión la colocaban entre las ciudades más pobladas y magnificas de Asia. Sin embargo, pertenecía a un imperio vulnerable bajo el mando de Mohamed Shah.

La falta de carácter y el desentendimiento hacia los asuntos políticos y económicos del reino, impedían al soberano gobernar como se esperaba de un emperador. Como títere en manos de otros nobles, reinaba sin percatarse de la decadencia de su poder. El pueblo sufría las arbitrariedades de los nabab que tomaban sus propias decisiones en sus territorios sin permiso imperial. Ante la debilidad de su señor, cuyo refinamiento y pacifismo no encajaba en un mundo regido por los fuertes, estos no dudaron en aprovechar la oportunidad.

El hostigamiento de las amenazas exteriores

Numerosos pueblos habían aumentado su poder a costa de los trozos del decadente imperio mogol. Los marathas, fuertes y bien armados, lanzaron incursiones militares por las fronteras del norte del imperio. Tal fue su éxito que el 8 de abril de 1737, bajo el mando de Baji Rao, las aldeas suburbanas de Malcha, Tal Katora, Palam y Mehrauli fueron saqueadas. Este ataque a las puertas de Delhi, demostró la vulnerabilidad del imperio a otros atacantes.

Nader Shah Afshar, nacido en el Jorasán persa había ascendido en la escala militar a pesar de sus orígenes. En contraste con el delicado príncipe mogol, sus coetáneos le describen como un hombre despiadado y eficiente. Tras un golpe militar se apoderó del trono persa y realizó conquistas como la propia Afganistán e inicio la invasión de la India.

Una humillante derrota

Durante su liderazgo, Nader Shah se preocupó de dotar a su ejército de una estricta disciplina, así como los últimos avances en material bélico. Las huestes enviadas para defender la India eran indudablemente más numerosas. Sin embargo, la inteligencia y experiencia militar de este guerrero persa no tenían nada que envidiar a otros generales de la historia.

Así, el 13 de febrero de 1739, se enfrentó con uno de los generales principales del imperio mogol, Sa´adat Khan. Una trampa bien dispuesta provocó que las tropas indias perecieran en masa gracias al uso de cañones giratorios escondidos tras una línea de caballería ligera persa. Su astucia le permitió capturar al emperador Mohamed Shah al invitarlo a una cena para negociar e impedir después su marcha. El ejército persa llegaría a Delhi el 22 de marzo de ese mismo año, dejando claros vestigios de su presencia.

La masacre que horrorizó al imperio

El sangriento saqueo que el ejército de Nader Shah perpetró en la ciudad de Delhi segó la vida de al menos 100 000 personas. Todos aquellos que tenían la mala idea de defenderse fueron brutalmente asesinados. Mientras, los que consiguieron sobrevivir a la masacre, sobre todo mujeres, fueron esclavizadas por las fuerzas del líder persa. El famoso barrio colindante a Jama Masjid fue destruido y cuantiosas posesiones arrebatadas a sus antiguos dueños. El relato que escribió Anand Ram Mukhlis, eminente poeta de la época, describe con fidelidad la invasión de Nader Shah.

«Los persas pusieron sus violentas manos sobre todo y sobre todos: tejidos, joyas, platos de oro y plata, todo era botín aceptable (…) durante mucho tiempo, las calles quedaron cubiertas de cadáveres, como los senderos de un jardín quedan cubiertos de flores y hojas muertas. La ciudad quedó reducida a cenizas y parecía haber sido consumida por completo por el fuego. La ruina de sus bellas calles y edificios era tal que serían necesarios años para restaurar la ciudad a su antigua grandeza»

El camino de la conquista

Las inmensas riquezas que acumuló Nader Shah durante el saqueo le proporcionaron poder suficiente para enfrentarse a sus verdaderos enemigos. Mientras tanto, la vergüenza que soportaba el imperio mogol permitió que se recuperase una versión más austera del islam. Desprovisto de credibilidad, el emperador Mohamed Shah perdió el apoyo de grandes regiones del imperio.

Finalmente, la estructura imperial quedo reducida a un mosaico de estados soberanos pequeños y débiles. La inseguridad provocó que la población tomara medidas para su propia defensa, convirtiendo a campesinos en soldados. Durante el siglo XVIII era constante compaginar labranza con guerra, por lo que la India se convirtió en un hervidero de mercenarios.

Para defenderse del enemigo y pagar los servicios militares, se adquirió nuevos instrumentos fiscales y arraigo un profundo interés comercial. La guerra era un negocio y la acumulación de riqueza una necesidad. Algunas regiones resurgieron dando lugar a ciudades prósperas, de bellos palacios, poderosos fuertes y florecientes artes. Una vez fragmentada la India, las fuerzas francesas de Pondicherry y las inglesas de Madrás reclutaron con generosas sumas fuerzas de seguridad privada de origen local. Una iniciativa que tiempo después, convertiría a uno de ellos, en la fuerza dominante de la India.

 

Aunque estos acontecimientos ocurran antes de la trama, sus consecuencias tienen una estrecha relación con mi novela histórica Bajo el mismo sol. La invasión de Nader Shah mostraría a la Compañía de las Indias Orientales el camino para conseguir sus fines. Espero que este artículo histórico te haya gustado. Apúntate al Newsletter si no quieres perderte nada. Nos vemos en el siguiente, ¡Qué tengas una semana de novela!