De todas las formas de comercio posibles, el negocio de la guerra puede resultar el más lucrativo. Sin poner el foco en los conflictos actuales nos damos cuenta de que estos han sido constantes en la historia. Durante el siglo XVIII, el negocio de la guerra se convirtió en un nicho más interesante que el comercio textil de la India. Las grandes compañías presentes en el país no dejarían escapar semejante fuente de beneficios.

Los intereses de las compañías de Pondicherry y Madrás

La riqueza de la India, a pesar de sus decadentes gobernantes, era evidente y su comercio atraía a numerosos empresarios. En este siglo la rivalidad entre las principales potencias europeas, Francia e Inglaterra se mostraba evidente con eventos como la guerra de Sucesión Austriaca.

Esta rivalidad era palpable también en los asentamientos franceses e ingleses de Pondicherry y Madrás en la India. Las noticias de la paz en Europa siempre llegaban tarde y el rencor entre ambos vecinos, una vez iniciado, era difícil de parar. Por ende, el interés de ambas compañías pivotó al observar el lucrativo negocio de la guerra.

Los productos como los textiles, la salitre o el índigo, aunque fructíferos, no podían compararse a los beneficios bélicos. Por supuesto, estar en un país tan militarizado proporcionaba un mercado muy amplio para las potencias europeas.

La estrategia de Dupleix

Los conflictos bélicos precedentes y coetáneos de la época permitieron que la estrategia de Dupleix constituyera un apogeo del poder francés en la India. Como un aristócrata muy interesado en el comercio, Dupleix poseía una palpable agudeza político militar. Una vez se estableció en Pondicherry como gobernador y frente a la Compagnie de Indes, comenzó a aplicar sus métodos.

En primer lugar, pidió al emperador ser nombrado nabab y tener derecho a acuñar moneda. La aceptación casi inmediata de la propuesta solo hizo evidente el deterioro del imperio mogol. Su segunda iniciativa le convirtió en un pionero en la región; entrenar guerreros nativos y enseñarles tácticas de infantería europea.

Dupleix buscaba aumentar la eficacia de los ejércitos nativos que podían darle más concesiones una vez sorteado el conflicto. Todo ello, sin arriesgar su propio ejército ni admitir ninguna baja en el bando francés. A pesar de sus intentos por mantenerse neutral frente al asentamiento inglés de Madrás, las tensiones de la guerra en Europa eran insostenibles. La Royal Navy atacó en febrero de 1745, esta ofensa no podía pasarse por alto.

La victoria de un adversario mejor preparado

En vista de los defectos en las defensas, Dupleix empezó a fortificar Pondicherry con su propio capital. También preparó un ataque al asentamiento de Madrás ante la negativa inglesa de recibir una compensación por los daños causados. Gracias a la llegada de tropas africanas, maquinaria de asedio moderna y los regimientos de tropas nativas que había entrenado, marchó rumbo a Madrás. El ataque fue fulminante, la Compañía de las Indias Orientales (CIO) se rindió el 20 de septiembre de 1746.

No obstante, no sería esta batalla lo que marcaría un punto de inflexión histórico. El nabab mogol de la Carnática, Anwar ud-Din consideraba un insulto a su autoridad las acciones de Dupleix. El francés no solo había atacado Madrás sin permiso, sino que se había negado a reconocer su autoridad en la ciudad conquistada. Así, el 24 de octubre de 1746 los franceses contuvieron la acometida de 10000 jinetes mogoles. Existen diferentes versiones de esta batalla, pero todas ellas coinciden en la aplastante derrota del ejército mogol. Por vez primera, se utilizó los últimos avances en tácticas de guerra europea en la India. Quedo claro que no existía ninguna fuerza nativa que pudiera defenderse de semejante adversario.

El beneficio de la guerra; las concesiones posteriores

Ante la evidente superioridad táctica de los europeos, estos empezaron a intrigar para aumentar su poder político y económico. Manteniendo la rivalidad entre ellos, ofrecieron sus servicios militares en secreto a varios estados de la India. A mediados de siglo XVIII los ingleses intervinieron en la disputa sucesoria de los marathas de Tanjore. A diferencia de la CIO, Dupleix jugó bien sus cartas.

Sus clientes pagaban sus servicios con cesiones de tierras y permisos recaudatorios. De esta manera, la Compagnie de Indes financiaba el resto de sus negocios con capital indio. Uno de sus negocios más provechosos fue su intervención en la disputa de los hijos de Nizam ul-Mulk por el trono mogol. Consiguió 77500 libras, el título de mansab, el puerto de Machilipatman y un jagir (latifundio) de 20000 libras.

Aunque las guerras libradas no daban resultados permanentes, sirvieron para transformar las compañías comerciales europeas. Estas no solo se dedicaban al comercio, sino que dirigían sus fuerzas a la recolección de impuestos y la explotación de tierras. Junto a semejantes transacciones se colocaba la más rentable de todas, el negocio de la guerra.

 

Estos acontecimientos, enseñan la manera en que unas compañías comerciales lograron filtrarse en todos los ámbitos políticos, sociales y económicos de la India. Semejantes acciones tienen una enorme relación con la trama de Bajo el mismo sol. Espero verte en el próximo artículo, puedes apuntarte al Newsletter si quieres enterarte de las novedades. ¡Qué tengas una semana de novela!