En 1720 la Compañía de los Mares del Sur provocó una crisis internacional que enseño a la sociedad las consecuencias de una especulación desmesurada. Muchos de los inversores perdieron todos sus ahorros y sus consecuencias promulgaron una de las leyes más importantes del siglo XVIII. La Bubble Act nació como una medida de control de los mercados, aunque no pudo frenar la ruina de innumerables familias dentro como fuera de Inglaterra.

La primera titulización de deuda de la historia

En el año 1711 se creó la Compañía de los Mares del Sur de manos del Lord tesorero Robert Healy. Debido a los créditos a titulo fijo que tenía que soportar, se produjo la primera titulización de deuda de la historia. Convirtiendo a la Compañía en un activo con mayor liquidez y vendiendo acciones para hacer frente a los empréstitos. Sin embargo, los actos que se llevaron a cabo después empezarían a inflar una burbuja de catastróficas consecuencias.

El monopolio del mercado marítimo en América

La Compañía creada por Healy, termino por convertirse en un autentico monopolio del comercio británico con las autoridades españolas, en especial la venta de esclavos. Tal como reconocía el tratado de Utrecht, la corona inglesa tenía derecho a enviar un barco anual para comerciar con las colonias españolas en América. Aquella lucrativa realidad, el valor de las acciones y la reputación de la Compañía, produjeron que muchos inversores se interesaran por esta. Como consecuencia el precio de las acciones aumento hasta sextuplicar su valor inicial. En medio de aquel jolgorio y grandes expectativas, ninguno de los inversores se imaginaba lo que estaba a punto de ocurrir.

Las mentiras que encandilaron a los incautos

El colosal aumento del valor de las acciones se sustento por una sobrevaloración de la situación real de la Compañía. Como táctica de venta se la adjudicaron más privilegios de los que realmente la correspondía. Entre ellos, se instalo el rumor de que España tenía la intención de liberar el comercio con sus colonias a cambio de Gibraltar y que se tenía el total permiso del monarca español para comerciar. Aquellas falsedades, unidas a la desinformación y un trabajo de persuasión muy bien medido, permitió el aumento de los inversores.

El estallido de la burbuja

La situación real de la Compañía fue insostenible a partir de 1720. Se hizo público el contenido del tratado de Utrecht y ya no se pudo ocultar las verdaderas licencias que España permitía a Inglaterra en sus colonias. Los inversores, conscientes de que sus expectativas eran imposibles de cumplir con aquellas concesiones, empezaron a vender todas sus acciones. El pánico empezó apoderarse de todos y las acciones llegaron a un valor ínfimo. El mercado corrigió la euforia que se había apoderado de los compradores, pero la gran mayoría de ellos, perdieron todos sus ahorros e incluso granjearon deudas. Así se creó una crisis internacional que se traduciría en un golpe devastador para la economía de la época.

La crisis que traspaso las fronteras

Al imitar la misma iniciativa, se crearon compañías similares a la de los mares del Sur en toda Europa. En Francia, John Law adquirió la Compañía del Mississippi, monopolio del comercio con América del Norte. Las acciones se vendieron con gran éxito sobre todo ante los rumores de las incontables riquezas que escondía el suelo de Luisiana. Al igual que en la Compañía de los Mares del Sur, las promesas estaban construidas sobre bienes imaginarios, o al menos, no tan cuantiosos como se afirmaba. La fama de estas empresas en toda Europa inspiró la creación de muchas otras, con respaldos aún mas fraudulentos.

La sobrevaloración de las acciones, creo una situación de todo punto insostenible. El pánico que provocó la caída del precio hizo que los inversores perdieran la confianza en otras compañías similares, exigiendo la liquidación de sus pagarés. Aquello hizo palpable que las empresas no tenían bienes suficientes para devolver los préstamos. Finalmente, el año 1720 se convirtió en un día catastrófico para la Bolsa en todo el continente.

La especulación cara a cara ante la ley

Estas causas, no tardaron en llegar a los tribunales. En el caso de Inglaterra, se creo una de las leyes más importantes de control de los mercados. Conocida como la Bubble Act, introdujo una serie de normas para cualquier empresa que quisiera salir a Bolsa. Obligándolas a pagar 300000 libras para operar y que las sociedades anónimas debían tener permiso del Parlamento o el Rey. Curiosamente, la Compañía de los Mares del Sur siguió existiendo hasta su desmantelación en 1850.

A causa de este evento, el término burbuja, en principio de origen legislativo, se comenzó a aplicar en Bolsa para señalar efectos similares a la Compañía de los Mares del Sur a partir de esta fecha, perdurando hasta nuestros días. No obstante, y a pesar de la ley, las burbujas precederían una crisis tras otra, como la caída de la Bolsa en 1929. Como ya sabemos, la historia siempre se repite, de ahí la importancia de conocerla.

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