La historia de las valientes Onna -Bugeisha ha pasado desapercibida para los espectadores occidentales, pero corresponden una existencia importante en la cultura nipona. Durante algunos periodos de la historia japonesa, la necesidad de pelear ha sido imperante para asegurar la supervivencia. Estos periodos contribuyeron a la proliferación de diferentes tipos de guerreros y sus crónicas inspiran infinidad de personajes y novelas.
El Japón feudal, una época de proliferación bélica
El país del sol naciente tiene una historia bélica compleja, donde la guerra y la conspiración eran el pan de cada día. Razón por la cual era menester entrenar a los hijos en el arte de la guerra. Esto también incluía a las mujeres y mientras los varones luchaban en las campañas militares, ellas defendían los castillos de las invasiones. Este era el papel habitual de las Onna -Bugeisha, aunque puntualmente podían participar en campañas. Las épocas donde existe mayor expansión de estas mujeres fue en las Guerras Genpei y el periodo Sengoku, aunque su papel siguió funcionando hasta el siglo XX.
Las peculiaridades de las Onna – Bugeisha
Estas mujeres eran maestras de combate expertas en el uso de la naginata, un arma muy característica que se popularizo entre ellas. Dado que su objetivo era proteger, esta arma es perfecta por su alcance, pero siempre se complementaba con otras. Las armas arrojadizas también eran habituales en una Onna – Bugeisha. Servían para atacar a distancias y eran fáciles de esconder en la ropa.
Es habitual confundir a las Onna – Bugeisha con las kunoichi (mujeres ninja) pero el papel que ejercían era diferente. Mientras que las primeras se dedicaban a defender las posiciones, las otras trabajaban en el espionaje o el asesinato. Siempre procurando pasar desapercibidas, usaban armas pequeñas, fáciles de esconder y siempre evitaban los enfrentamientos directos. Las Onna – Bugeisha en cambio eran guerreras defensivas que luchaban en primera línea de combate. Habilidades marciales parecidas, pero objetivos opuestos y muy enfocados a una misión concreta.
Entrenadas para ser sensualmente mortales
Aunque a la hora de la batalla la seducción no era un punto a favor, las Onna – Bugeisha también eran entrenadas en las artes más refinadas. Su entrenamiento por tanto no solo incluía la disciplina en las artes marciales sino en todas aquellos talentos que debía poseer una mujer. A veces la defensa de una ciudad requería más inteligencia que fuerza bruta, y para llevar a cabo su objetivo no dudaban en seducir al rival.
De la misma forma que una kunoichi seducía a los hombres para conseguir información o para acceder a un objetivo, también las valientes Onna – Bugeisha podían transformarse en seductoras potencialmente letales. Por tanto, las intrigas políticas y el manejo del poder en la sombra era algo muy habitual para las mujeres de rangos sociales altos.
La importancia del honor y la defensa de la familia
Durante muchos años en Japón la pertenencia a un clan podía significar la diferencia entre una vida honorable o una existencia miserable. El país estaba dividido en clanes y aunque la pertenencia a uno te enemistara para siempre con tu vecino, era mejor que no pertenecer a ninguno. Aquellos que no pertenecían a ningún clan correspondían a los escalafones más bajos de la sociedad, y les relegaba a no obtener derechos.
Ante esta tesitura, el concepto de la familia tiene un valor trascendental para los japoneses que ha perdurado hasta nuestros días. Al igual que los samuráis, las Onna – Bugeisha estaban obligadas a aportar honor a la familia y no cometer ignominia alguna. Razón por la cual seguían fervientemente el Código Bushido, de la misma forma que lo hacían sus homólogos masculinos. El suicidio era infinitamente más honroso que la derrota o la traición, por lo que gran parte de estas guerreras morían en combate.
Un ejemplo de la importancia que el honor tenía para estas guerreras es la petición que hizo una de ellas a su hermana. Takeko Nakano, una de las valientes Onna – Bugeisha de la Guerra Boshin, pidió a su hermana que le cortara la cabeza si moría en combate. De esta manera, podía esconderla para evitar que los enemigos la exhibieran como un trofeo de guerra.
La transformación de las Onna – Bugeisha
Como cualquier otro tipo de guerrera, las Onna – Bugeisha estaban sujetas a la evolución de la historia. Con la desaparición de los feudos y la extinción cada vez mayor de clanes guerreros, su presencia se fue haciendo menos necesaria. Haciendo que muchos se plantearan la necesidad de entrenar a sus hijas en el arte de la guerra.
Cuando los conflictos masivos empezaron a desaparecer, los hombres ya no estaban interesados en mujeres guerreras que defendieran sus tierras. El canon ideal de esposa cambió y el papel de Onna – Bugeisha empezó a palidecer. Sin embargo, nos quedan las crónicas de numerosas mujeres que dedicaron sus esfuerzos a este estilo de vida. Las valientes Onna – Bugeisha son un colectivo inspirador para las tramas bélicas más interesantes en el país del sol naciente.
No dudes en usarlas para tus tramas y comenta tu opinión sobre estas valientes féminas. Como siempre eres libre de unirte al Newsletter si no lo has hecho, ¡Qué tengas una semana de novela!
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